28 de agosto de 2010

Testimonio De Mariela Digennaro

Voy a contar mi experiencia vivida con Nuestra Madre Virgen de la Rosa Mística, pero antes
que nada quiero decir que la cuento con mis propias palabras tal cual lo vivido y que quizás
mas de uno se sienta ofendido o agredido por las mismas por lo que pido mis disculpas de
antemano pero considero necesario priorizar la sinceridad de los hechos.
Tengo 37 años vividos como agnóstica o atea (discutible). Provengo de una familia no
creyente formada por mis padres y siete hermanos de los cuales solo uno, por propia
voluntad, tiene todos los sacramentos de la iglesia católica.
Siempre me he basado en la energía de los cuerpos como única ley divina, rechazando a
ultranza todo tipo de creencia religiosa. Incluso, si bien respetaba las convicciones de
cada uno de los que me rodeaban, muchas veces me preguntaba como alguien al que consideraba
una persona inteligente, podía llegar a creer en Dios, Santos, Vírgenes, etc., era algo que
mas de una vez hubiese querido cuestionar y si alguna vez lo he hecho, sentía a esa
inteligencia esfumada.
Mi encuentro (o reencuentro) con la Virgen sucede a través de mi marido (católico de familia
muy católica) el cual me pide insistentemente que por favor lo acompañe hasta El Algarrobal,
Mendoza, donde mi hermana, católica, había asistido el 27 del mes de Mayo a presenciar la
aparición de la Virgen de la Rosa Mística, hecho que yo había escuchado de ella pero sin ser
la oyente directa, porque obviamente este tipo de conversaciones me resultaban hasta casi
cómicas y para no faltar el respeto no participaba de ellas (la verdad es que cada vez que
podía aportaba algo irónico al respecto a modo de escudo para que no trataran de
“evangelizarme” y con la lejana posibilidad de “hacerla entrar en razones”) el hecho es que
de tanta insistencia (mucha) logra que lo acompañe y  antes de aceptar, molesta por la
obligación de asistir a algo que no me interesaba en lo mas mínimo,  le digo que mi función
en este viaje va a ser la de “demostrarle que no existe ningún Dios ni ninguna Virgen, que
el único Dios estaba en su propia energía positiva que lo haría salir de sus problemas”. Él
sin escucharme y seguro de su fe, carga la maquinas de fotos al auto y partimos con mi
cuñada (muy católica) mi hija y mi madre (a estas alturas también creyente).
Cuando llegamos al lugar, mientras esperábamos la aparición de la Virgen,  observaba las
actitudes de las personas presentes y comencé a pensar como esta gente disfrutaba de su fe,
se podía sentir y ver y obviamente para mi esa era una forma de compartir energía. Siempre
me pareció algo increíble lo de la fe en las religiones y me gustaba poder apreciarlo en ese
momento.
Fueron varios los momentos (o llamados) vividos en dos días que me hicieron “Ver” y “Creer”
pero son tres los mas importantes y por lo tanto los voy a enumerar:
1°) Llamado
A la hora de sonar unas campanadas anunciando la aparición de la Virgen (creo que 09:10 am),
y posterior a rezos interminables que me resultaron hasta ridículos (es la verdad de mis
sentimientos en ese momento) miramos hacia el sol donde debíamos mirar y sacar fotos según
me habían dicho, y para mi sorpresa increíblemente este comenzó a tomar distintos colores
(muy fuertes) que iban desde el verde esmeralda al rosa fuerte pasando por el azul y el
dorado…me quede un rato observando este espectáculo mas que extraño que me dejo un buen rato
(no se cuanto, quizás una hora) con la boca abierta y sin palabras (difícil en mi), trate,
como buena No creyente, justificarme lo sucedido pero la verdad es que todavía no le
encontraba respuesta, sin embargo la iba a buscar, dudaba de alguna manera sobre la
presencia de alguna Virgen.
Luego del intercambio de  colores descendió una especie de nube dorada sobre los que
estábamos al tiempo que la misma voz que repetía los rezos decía que Nuestra Madre estaba
entre nosotros y que le pidiésemos lo que quisiéramos que por mas imposible que sea nos lo
va a conceder. Hasta para el mas ateo, esta era una propuesta imposible de dejarla pasar,
(como los deseos que se piden al soplar las velas de la torta de cumpleaños) por lo tanto y
sin mucha fe le pedí que ayudara a mi marido con sus problemas y a mi con un problema de
salud genético imposible de curar sin intervención quirúrgica.
Luego del espectáculo vivido, nos retiramos del lugar con una sensación de paz y
tranquilidad pocas veces sentida (para mi causada por la buena energía generada por la fe de
los presentes).
2° Llamado
Antes de regresar a San Luis, nos dirigimos al  shopping de Mendoza con el objeto de comprar
comida. Sin descender del auto, le pido dinero a mi marido y él después de darme un billete
de $100, saca una estampa de la Virgen y me la da, yo riéndome le digo que le había pedido
dinero y no una Virgen (a pesar de la experiencia vivida, seguía fiel a mis principios de
atea); la sorpresa sucede cuando el vuelve a guardar su estampa en su billetera:
increíblemente, el auto se impregna de olor a rosas , debo reconocer que me llamo la
atención y mi reacción fue ¡“porque ese olor a rosas”! al mismo tiempo que mi cuñada decía
¡“es la Virgen”! yo obviamente, con ciertas dudas mire a mi alrededor con la idea de
encontrar a alguien que hubiese pasado cerca del auto con mucho perfume pero no había nadie
cerca y el aroma se esfumo con la misma rapidez  en que apareció. Al cabo de unos minutos ya
me había olvidado de lo ocurrido y obviamente subestimado la situación.
3° Llamado:
Estando ya en mi casa y un día después de la visita a El Algarrobal, bajo las fotos de la
maquina en mi computadora para que las vea mi marido. Llega mi hermana con dos amigas y me

pide que le muestre las fotos de la Virgen a sus amigas.
Me causa gracia y a la vez un poco de vergüenza mostrar dichas fotos ya que lo único que mi
maquina había captado eran diferentes rayos de sol de los cuales uno (el principal) formaba
como una especie de Virgen de perfil con sus manos juntas. Sí, es cierto, era como una
virgen pero para mi solo era un simple rayo de sol, ya que lo que me había impresionado
tanto como los colores que había visto, mi maquina solo los había captado con muy poca
intensidad.
Pero mi sorpresa fue que cuando abro una de las fotos para mostrar “el simple rayo de sol
con forma de Virgen” y a la vez diciéndoles a mi hermana y sus amigas en tono irónico “van a
tener que tener un poco de imaginación para ver la virgen” aparece entre el sol y un árbol 
una imagen como si fuese un dibujo de grafito que me llama la atención y al ampliarlo, me
encuentro con una Virgen con su manto arrodillada de perfil con su bebe en brazos. Estaba en
la mayoría de las fotos.
Fueron segundos, nada mas, los que tarde en arrepentirme de todas mis palabras, mis
creencias, mis convicciones.
Todo termino ahí. En ese instante. En el mismo que comencé a creer y a sentir esa Fe que
tanto observaba en los otros, la que me parecía ridícula, la que no entendía.
Ahora todos con los que he hablado de mi experiencia me preguntan (devolviéndome quizá mi
ironía, o considerando una guerra bien ganada): “Y ahora crees, ya no sos mas atea”? Y
siempre respondo lo mismo: “Yo era atea pero nunca  obtusa”  La vi,  la sentí no puedo ni
quiero darle la espalda. Ella me demostró que estaba, lo mínimo que me corresponde es
demostrarle que yo también estoy.
Tarde un tiempo en encontrarla, si es cierto, pero no vuelvo mas atrás, me quedo acá. Ya
estoy donde debía estar, eso es lo que cuenta.

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